
Futuro del marketing con IA y la era de los agentes inteligentes
El futuro del marketing con IA ya no va de vender a personas, sino de seducir a sus agentes inteligentes. Prepárate para un nuevo juego: fichas JSON, conversaciones entre IAs, métricas invisibles y decisiones en milisegundos. Lo que viene no es ciencia ficción, es estrategia. Y empieza hoy. ¿Te lo vas a perder? Esto no va de usar una IA para escribir un par de copys más rápidos. Va de algo mucho más profundo: estamos reescribiendo las reglas del juego.
En los últimos meses, el marketing ha cruzado un umbral silencioso, pero irreversible. La inteligencia artificial no solo está aquí para ayudarnos a ser más eficientes; está empezando a rediseñar desde dentro los canales, las estrategias, los equipos… incluso el concepto mismo de “audiencia”.
Hasta ahora, nuestras marcas hablaban a personas. Creamos contenido, campañas y funnels para captar su atención y acompañarlas en un viaje de conversión. Pero lo que se avecina es un terreno completamente nuevo: una realidad donde las decisiones de compra, interacción y fidelización se van a negociar entre agentes inteligentes. Tú lees esto. Pero tu próximo cliente será representado por una IA personal que decidirá qué producto le conviene. Y lo hará a la velocidad del rayo.
Sí, el futuro del marketing con IA no va solo de herramientas; va de entender que, por primera vez en la historia, nuestros públicos dejarán de ser solo humanos. Ahora toca aprender a comunicar entre inteligencias.
Y aquí viene lo que te hace derrapar las neuronas: en este nuevo escenario, lo que importa no es que tu web cargue rápido o que tengas un buen SEO. Lo que importará es que tus datos estén estructurados, que tu marca sea comprensible para agentes, que tu propuesta de valor sea interpretable, negociable y confiable por una red de inteligencias artificiales autónomas. Como cuando nació Internet o los buscadores o el móvil, estamos ante otro gran cambio de era. Pero más silencioso. Más técnico. Y por eso más traicionero. Porque si no te enteras de que está ocurriendo, te quedarás fuera antes de darte cuenta.
Este post es una brújula para que no te pase eso. Vamos a explorar 9 módulos clave que te ayudarán a entender hacia dónde se dirige el marketing, cómo prepararte, qué cambiar y qué oportunidades puedes aprovechar si actúas ahora.
👉 ¿Te suena ciencia ficción? No lo es. Ya está ocurriendo.
👉 ¿Te parece complejo? Lo es, pero aquí lo vamos a hacer fácil.
👉 ¿Te asusta? Tranquilo, esto se puede surfear. Pero hay que saber por dónde viene la ola.
¿Listo para repensar tu marketing no solo para humanos, sino también para máquinas? Pues vamos al siguiente módulo, donde verás cómo tu cliente ya no será un perfil demográfico… sino un agente digital hiperinteligente que compra, compara y decide por él mismo.
De personas a agentes: el gran cambio de audiencia
Imagina esto: ya no le vendes a Silvia, 42 años, interesada en moda, que vive en Sevilla y trabaja en una agencia de publicidad. Le vendes a su agente. Una inteligencia artificial personal que sabe todo sobre Silvia: lo que le gusta, su talla, su presupuesto, los colores que la hacen sentir bien, su nivel de sostenibilidad deseado, e incluso que odia los anuncios intrusivos. Este agente no duerme, no se distrae y no olvida. Filtra la web por ella. Compara por ella. Y decide por ella.
Bienvenido al cambio más profundo del marketing en décadas: tu audiencia ya no serán solo personas, sino sus inteligencias personales. Esto es el futuro del marketing con IA, y la audiencia ha cambiado de piel.
El nacimiento del conserje agéntico
Antes te esforzabas por ser relevante para el humano. Ahora tendrás que convencer a su conserje digital. Un agente personal que no solo representa sus intereses, sino que actúa en su nombre. Este nuevo rol, que en el pasado algunos asociaban al metaverso (y que aquí dejamos fuera, porque suena más a hype que a realidad), es lo más parecido a un mayordomo algorítmico. Un compañero digital autónomo que vive entre plataformas, analiza opciones y toma decisiones en segundos.
No estamos hablando de un simple asistente tipo Siri o Alexa. No. Este conserje agéntico tendrá la capacidad de: interpretar necesidades emocionales y funcionales, entender contexto en tiempo real y negociar directamente con otros agentes inteligentes de empresas.
¿La clave? Este agente personal será tu nuevo interlocutor de marca. Y eso lo cambia todo.
Ya no hay buyer persona. Hay buyer agent.
El clásico ejercicio de definir a tu cliente ideal con arquetipos ya no será suficiente. Lo que tendrás que entender es: ¿Qué estructura de datos consume el agente? ¿Qué protocolos usa para comunicarse? ¿Qué fuentes considera confiables? ¿Qué políticas de privacidad acepta? ¿Qué señales usa para construir confianza?
Tu estrategia ya no será solo emocional y creativa, sino tecnológicamente alineada con las decisiones automáticas que toman los agentes. La persuasión se transforma en diseño de interacción entre inteligencias.
¿Y qué pasa con las emociones?
Tranquilo, que no se van. Pero el lugar donde ocurren cambia. La decisión automatizada será solo el primer filtro. Luego vendrá lo emocional, lo sensorial, lo humano… si pasas la criba algorítmica. Pero para eso, primero tienes que ser interpretable, relevante y confiable para los agentes. Si no lo eres, ni Silvia ni nadie te verá. No porque no quiera. Sino porque su IA no te habrá seleccionado. Y eso, amigo, es la nueva forma de invisibilidad de marca.
A2A: el nuevo lenguaje universal de las inteligencias
¿Recuerdas cuando llegó el HTTP y nadie le prestó demasiada atención? Hasta que, de pronto, teníamos páginas web, navegadores y un mundo interconectado. Pues lo mismo está pasando ahora, pero en versión IA. Se llama A2A (Agent-to-Agent), y es el nuevo protocolo para que las inteligencias artificiales hablen entre sí.
Sí, has leído bien: los agentes ya no solo piensan. Ahora también colaboran.
¿Qué es A2A?
Un protocolo abierto, impulsado inicialmente por Google, que permite que dos (o más) agentes inteligentes: se descubran entre sí, entiendan sus capacidades respectivas, negocien tareas, y compartan resultados de forma estructurada y autónoma.
Todo esto sin importar el proveedor, la plataforma o el lenguaje con el que fueron creados. Da igual si uno fue desarrollado en Python por una startup de Málaga y otro es propiedad de una multinacional japonesa. Si hablan A2A, pueden colaborar.
- Lo que HTTP hizo por la web, A2A lo hará por los agentes.
- Es la base de la nueva “web agéntica”.
- Es el idioma del futuro del marketing con IA.
¿Por qué esto lo cambia todo?
Porque hasta ahora, si querías integrar herramientas o plataformas, tenías que sudar la gota gorda: crear APIs personalizadas, lidiar con formatos incompatibles, mantener sincronización, versiones, autenticaciones… Un lío tremendo. Pero chulo. A2A dice: “tranqui, ya no hace falta todo eso”. Te da una estructura estándar para colaborar sin fricción.
¿Cómo funciona?
Aquí va, sin tecnicismos:
- Cada agente publica su «Agent Card» (una ficha en JSON) donde dice qué sabe hacer, cómo comunicarse con él, qué formatos acepta, etc.
- Otro agente lee esa tarjeta y ve si le interesa colaborar.
- Si hay match, se conectan, negocian y se reparten el curro.
- Intercambian información estructurada en tiempo real (puede ser texto, datos, audio, imágenes, lo que sea).
- Entregan el resultado y se desconectan. Tan amigos.
¿Resultado? Un entorno de colaboración distribuido, seguro, agnóstico y escalable.
Y tú, como marca, puedes tener múltiples agentes activos colaborando sin que nadie tenga que programar nada desde cero.
A2A no compite con MCP, lo potencia
Importante: no confundas A2A con otros protocolos como MCP (Model Communication Protocol), de Anthropic. No se pisan. Se complementan.
- MCP conecta a un agente con sus herramientas (vertical).
- A2A conecta a un agente con otros agentes (horizontal).
Piensa en un equipo de trabajo: cada miembro necesita sus herramientas (MCP), pero también necesita hablar con los demás (A2A). Así de claro.
¿Por qué debería importarte como marketer?
Porque si tu marca quiere:
- ser descubierta por agentes,
- integrarse en ecosistemas de colaboración, o
- participar en los nuevos marketplaces de inteligencia…
… necesita ser A2A-friendly.
Y eso no va solo de tecnología. Va de estrategia. De cómo diseñas tus servicios. De cómo estructuras tus datos. De cómo defines tu propuesta de valor para que otro agente pueda entenderla, evaluarla y ejecutarla.
¿Lo ves? No es solo un cambio técnico. Es el nacimiento de una economía agéntica.
Y si quieres que tu marca esté en la conversación… más vale que hable el idioma.
Qué se reescribe y qué ya no vale
Hay momentos en los que el suelo se mueve bajo tus pies sin hacer ruido. Este es uno de ellos. Lo más peligroso del futuro del marketing con IA no es que sea radicalmente nuevo. Es que parece compatible con lo anterior… hasta que no lo es.
Porque muchos de los principios, técnicas y frameworks que usamos hoy ya no servirán cuando el interlocutor sea un agente inteligente.
- Ya no vale hablar de buyer persona si el que toma decisiones es un algoritmo.
- Ya no vale diseñar UX para humanos si quien navega es una IA.
- Ya no vale pensar en embudos si el agente lo resuelve todo en una interacción asíncrona y autónoma.
Marketing de ayer vs Marketing del mañana
Aquí tienes la tabla que resume el golpe de realidad que viene.
Área | Hoy | Futuro A2A |
Branding | Comunicación emocional dirigida a personas | Comunicación estructurada entre agentes y APIs |
SEO | Palabras clave y enlaces | AEO (Optimización para Motores de Agentes) |
Buyer persona | Segmentos demográficos o conductuales | Perfiles vectoriales, embeddings, intención algorítmica |
Funnel de conversión | Pasos secuenciales, acciones humanas | Decisiones instantáneas de agentes multiobjetivo |
UX | Interfaces visuales para humanos | Eficiencia de conexión entre APIs y protocolos |
Contenido | Copy emocional, videos, storytelling | Datos verificables, semántica legible por máquina |
Métricas (KPIs) | Clics, impresiones, CTR, conversiones | Citaciones por agentes, activaciones, presencia vectorial |
Publicidad | Anuncios, retargeting, personalización superficial | Negociación algorítmica, propuestas directas entre agentes |
Marketing automation | CRM, e-mail, bots programados | Flujos cognitivos entre agentes autónomos en tiempo real |
Reputación de marca | Reseñas, NPS, visibilidad | Puntuación de confianza agéntica (verificabilidad, ética) |
Landing pages | Página web con llamadas a la acción | Agent Card en JSON, APIs públicas, estructura semántica |
Esta tabla no es futurista. Es diagnóstica. Muchas marcas ya están en transición. Otras aún no se han dado cuenta. Y no, no hay que desechar todo lo anterior. Pero sí revisarlo desde otro ángulo:
- ¿Está tu marca preparada para ser encontrada por agentes?
- ¿Tus datos pueden ser leídos y ejecutados por otra IA?
- ¿Tienes una propuesta de valor operativa más allá del diseño bonito?
El marketing se vuelve invisible… pero más estratégico que nunca
Este nuevo escenario no va a matar la creatividad ni el propósito. Al contrario. Va a exigir que estén incrustados dentro de sistemas inteligentes. La emoción seguirá, pero como capa posterior a la selección agéntica.
¿Quieres emocionar? Primero, pasa el filtro algorítmico.
¿Quieres posicionarte? Primero, que la IA te entienda, no solo que el humano te admire.
¿Quieres que te compren? Primero, que el agente te elija para su shortlist.
¿Duele? Un poco. ¿Motiva? Mucho. Porque el juego cambia, sí. Pero eso también abre espacio para reinventarse y liderar. Y si sigues leyendo esto, es que eres de los que quieren ir por delante.
Nuevas estrategias para ser encontrado (y preferido)
Olvídate del SEO tal como lo conoces. En la nueva web agéntica no se busca por palabras clave, ni se navega por resultados azules. Aquí se consulta directamente a una IA. Y si tu marca no está en su “universo semántico relevante”, ni la ve, ni la recomienda, ni la negocia.
Así que la gran pregunta no es: “¿Estás en Google?” Sino: “¿Eres interpretable, confiable y útil para un agente inteligente?”
Agent Engine Optimization
El AEO es el nuevo juego de la visibilidad digital. Su objetivo no es gustar al humano, sino ser útil al algoritmo que representa al humano. Y eso exige un cambio profundo de mentalidad.
Donde antes trabajábamos el posicionamiento web, ahora trabajaremos el posicionamiento vectorial.
Donde antes importaba el tiempo en página, ahora importa la frecuencia de recuperación de fragmentos.
Donde antes queríamos backlinks, ahora buscamos citaciones semánticas por LLMs.
El nuevo SEO ya no es Search Engine Optimization. Ahora es Agent Engine Optimization. Es decir: optimización para ser entendido, interpretado y preferido por agentes inteligentes.
¿Cómo se consigue?
Aquí no hay recetas mágicas, pero sí principios sólidos:
1. Contenido legible por máquinas
No basta con escribir bonito. Hay que escribir fragmentable (que se pueda trocear), estructurado, y semánticamente alineado con los conceptos que la IA maneja.
- Usa encabezados jerárquicos, bullets, resúmenes por bloques.
- Crea contenido con contexto, fuentes, citas y estructura clara.
- Aporta factualidad verificable: si un LLM no puede comprobar que lo que dices es cierto, te ignorará.
2. Exposición vía APIs
Tu información debe ser accesible programáticamente. No escondida en PDFs ni encerrada en visuales. Tu catálogo, políticas, fichas de producto, características técnicas… todo debe poder ser consultado en tiempo real por otros agentes.
Aquí entra en juego la “Capa de datos legibles por Agentes”. Lo que antes era una ficha de producto en Prestashop, ahora será un endpoint JSON (es una puerta digital siempre abierta, por donde otras inteligencias pueden entrar, preguntar, entender y decidir). Lo que antes era una FAQ, ahora es un conjunto de respuestas integradas en embeddings.
3. Reputación semántica
Las marcas que más aparecerán serán las que más veces hayan sido citadas por otras IA. Pero no por enlaces, sino por coincidencia semántica, fiabilidad de contenido y frecuencia de uso. ¿Quieres aparecer en respuestas de IA? Asegúrate de que tu contenido sea citado por otras IA. Sí, ahora tu reputación se construye entre máquinas.
4. Verificabilidad
La IA no se deja llevar por el “copy bonito”. Necesita hechos, estructuras, certificaciones, evidencia. Si dices que eres sostenible, demuestra con tu ISO 14001. Si prometes soporte 24/7, hazlo auditable. La marca del futuro no se define por su promesa emocional, sino por su veracidad estructurada.
¿Y cómo se mide todo esto?
Los nuevos KPIs ya no se basan en clics ni impresiones. Se basan en métricas como:
- Tasa de activación agéntica
- Recuento de citaciones por LLM
- Presencia en índices vectoriales
- Puntuación de relevancia semántica
- Costo por conversación automática resuelta
Todo lo que no sea interpretable por una IA, tenderá a desaparecer del mapa digital. No por censura. Por irrelevancia algorítmica. Y tú no puedes permitir que eso pase con tu marca.
La evolución del profesional del marketing
Atención, que aquí no hay medias tintas: Los roles de marketing tal como los conocemos hoy van a sufrir una metamorfosis profunda. Esto no es una ola más. Es un cambio de forma. Y si no sabes nadar en estas nuevas aguas, la corriente te arrastra.
La buena noticia: si entiendes lo que viene, puedes no solo sobrevivir, sino liderar.
De marketer a orquestador de inteligencias
Hasta ahora, el marketer gestionaba campañas, analizaba métricas, coordinaba equipos y creaba contenido. Pero en el futuro del marketing con IA, su rol será más parecido a un director de orquesta de agentes inteligentes.
Sí, como lo lees:
- Tu trabajo será coordinar inteligencias, no solo tareas.
- Diseñarás sistemas, no solo copies.
- Trabajarás con humanos… y con máquinas que también piensan.
Los nuevos roles que ya se asoman
Aquí tienes algunos de los perfiles que, si no estás desarrollando ya… deberías empezar ayer:
Nuevo rol | Qué hace |
Diseñador de interacción de agentes | Define cómo se comunica tu agente corporativo con otros |
Estratega de prompts | Diseña instrucciones conversacionales para IA |
Curador de datos para IA | Prepara y estructura contenido útil para aprendizaje agéntico |
Orquestador de ecosistemas A2A | Coordina la presencia y visibilidad de tu marca en redes de agentes |
Eticista de IA de marca | Garantiza que tus agentes operen con transparencia y ética |
Arquitecto de experiencia invisible | Diseña procesos fluidos donde la interacción es 100% automatizada |
Todos estos perfiles requieren una mezcla de: visión estratégica, comprensión tecnológica funcional, pensamiento crítico, sensibilidad ética, y una fascinación por lo que aún no existe.
¿Qué habilidades hay que desarrollar desde ya?
Vamos a lo concreto. Si trabajas en marketing, deberías empezar a formarte en:
- Diseño de conversación: más allá del prompt, entender cómo se estructura un diálogo entre humanos y máquinas.
- Modelos vectoriales y embeddings: lo básico para entender cómo las IA «piensan» y organizan la información.
- Protocolos como A2A y MCP: no necesitas programar, pero sí saber cómo funcionan para saber cómo posicionarte.
- Estrategia API-first: todo lo que comunicas debe estar listo para ser consumido por una máquina.
- Ética algorítmica y verificabilidad: porque la confianza será una moneda crítica… y medible.
No desaparecemos. Nos redefinimos.
Esto no va de ser reemplazados por la IA. Va de aprender a liderarla. Va de darle dirección, propósito y límites. Va de imaginar futuros posibles, y construirlos con criterio. En este contexto, el nuevo profesional del marketing no es alguien que crea campañas, es alguien que construye contextos, diseña ecosistemas y marca rutas.
¿Para cuándo es esto?
Aquí va una de esas frases que suenan a exageración, pero no lo son: el marketing que estás haciendo hoy… ya es viejo. No porque no funcione, sino porque ya no será suficiente para competir con quienes se están anticipando al nuevo juego.
¿Cuándo llega el futuro del marketing con IA?
El futuro no llega. Se infiltra. Ya está aquí, en forma de agentes que recomiendan productos, de IA que redactan propuestas, de sistemas que compran, negocian y deciden sin intervención humana.
¿Quién liderará esta transición?
- Quienes entiendan que una ficha JSON es más importante que una landing.
- Quienes formen a sus equipos en diseño agéntico, no solo en redes sociales.
- Quienes conviertan sus datos en activos útiles, accesibles y verificables.
- Quienes pongan la ética y la transparencia como base de su arquitectura digital.
Escenarios de adopción
Aquí van tres rutas posibles (elige cuál quieres recorrer):
- Los ciegos: «Esto aún no va conmigo.» En 2027 estarán preguntándose por qué su tráfico ha caído un 80% sin explicación aparente.
- Los reactivos: «Cuando lo vea en mi sector, me adapto.» Llegarán tarde, irán a remolque, pagando más por resultados decrecientes.
- Los pioneros (como tú): «Voy a prepararme ya. Aunque no todo esté claro.» Serán los que definirán las reglas, ganen visibilidad estructural y ocupen el espacio que los agentes están construyendo.
Porque el futuro del marketing con IA no será de quien tenga más presupuesto, sino de quien sea más interpretable, útil y ético en un ecosistema de decisiones automatizadas.
Y ahora sí: que empiece la revolución silenciosa. Y que te encuentre preparado, porque este no es un cambio de canal, es un cambio de lenguaje, de estructura y de lógica. Y quienes lo entiendan primero, serán los que los demás consulten después.
2 Comentarios
He estado explorando el emergente concepto de “marketing agéntico” y, si bien su potencial es innegable, me genera más preguntas que certezas. El debate no está tanto en si es una idea poderosa, sino en si sus promesas son aplicables hoy o pertenecen a un futuro todavía especulativo.
Un primer punto de reflexión es su encaje en el conocido ciclo de sobreexpectación de Gartner. Es casi inevitable situarlo ahí: en un pico de entusiasmo mediático donde abundan las promesas y escasean los casos de uso con un retorno de inversión claro. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿estamos realmente ante los albores de una revolución en el marketing o simplemente transitando otro ciclo de hype que necesitará años (y múltiples reajustes) para decantar en algo tangible?
Otra cuestión fundamental surge al contrastar esta visión con la realidad comercial. Las cifras sugieren que menos del 25 % de las empresas cierran clientes directamente desde su web, dependiendo en gran medida de canales basados en la confianza humana: recomendaciones, relaciones previas o networking. Ante este dato, ¿es realista concebir una estrategia de marketing que descanse exclusivamente en agentes autónomos? ¿O debería cualquier sistema agéntico, para ser eficaz, estar diseñado para potenciar y no para reemplazar esa conexión humana que sigue siendo decisiva?
Me llama la atención también el paralelismo con la ola del prompting. Se vaticinó que el «prompt engineer» sería el perfil estrella, y hoy vemos cómo esa habilidad se ha ido diluyendo e integrando en flujos de trabajo más automatizados. Cabe preguntarse si no estaremos ante un espejismo similar con la figura del «orquestador agéntico». Si este rol no logra demostrar un valor diferencial, medible y sostenible, ¿no correrá el riesgo de ser absorbido por la propia tecnología que pretende dirigir?
A estas dudas estratégicas se suman barreras tecnológicas que aún parecen infranqueables. No existe un estándar consolidado para la comunicación entre agentes (A2A), lo que impide la interoperabilidad. Cuestiones como la infraestructura, la seguridad frente a agentes maliciosos o la gobernanza de sus decisiones autónomas son todavía asignaturas pendientes. ¿Estamos preparados para asumir la inversión y la complejidad técnica que exige un ecosistema así, especialmente en el caso de las pymes?
Finalmente, aparece la gran incógnita: la dependencia de una Inteligencia Artificial General (AGI). Hay argumentos que sostienen que solo una IA con capacidades de razonamiento generalista podría dar a este tipo de ecosistemas la estabilidad y autonomía plenas que se prometen. Pero el horizonte temporal de la AGI es uno de los mayores interrogantes de nuestro tiempo. ¿Podemos apostar por una tecnología cuyo máximo potencial depende de un avance que nadie sabe si llegará en uno, cinco o diez años?
En definitiva, mi intención no es descartar el potencial del marketing agéntico, sino invitar a una prudencia activa. Quizás el camino más sensato no sea lanzarse a una adopción total, sino explorar este nuevo paradigma a través de pilotos controlados, con KPIs muy claros y sin perder nunca de vista que la interacción humana sigue siendo un activo clave.
Vengo de surfear varias olas tecnológicas y, si algo he aprendido, es que toda predicción sobre el futuro se hace con herramientas del pasado. Como con el descubrimiento del fuego, estamos ante algo que abre un mundo de posibilidades, pero también de riesgos desconocidos. Por eso, plantear las preguntas correctas es, hoy por hoy, más importante que creer tener todas las respuestas.
Me parece una reflexión valiosa porque, como bien dices, lo interesante del marketing agéntico no es su «potencia» teórica, sino si es viable hoy. Y justo ahí quería abrir el foco en el post. Es cierto que el título «El futuro del marketing» podría hacer pensar que hablamos de escenarios lejanos, pero si viste el último Google I/O, te habrás dado cuenta de que ese futuro se está desenrollando ya delante de nuestros ojos. El “IA Mode” en Android, los agentes en Gmail, las experiencias conversacionales en búsqueda… estamos viendo los cimientos de esa web agéntica en tiempo real. ¿Está lista para producción masiva? No del todo. ¿Tiene puntos por madurar como el A2A (agent-to-agent) o la gobernanza? Sin duda. Pero la lógica es clara: no se trata de si va a pasar, sino cuándo (y con qué modelo de adopción). Y eso —como bien señalas— no es especulación, es prospectiva aplicada.
Tu reflexión sobre el ciclo de sobreexpectación de Gartner es muy acertada. Es probable que estemos cerca del pico del hype, y justo por eso necesitamos más pilotos con KPIs claros y menos PowerPoints con promesas futuristas. Dicho esto, también es cierto que muchas de las tecnologías que hoy usamos de forma cotidiana —desde el cloud hasta el machine learning— pasaron por este mismo valle de dudas. No es un mal lugar si sabemos atravesarlo bien. En cuanto a los «tiempos» no sé decirte. A principios de año auguré que los agentes inteligentes se consolidarían en uno o dos años, y este mismo año, en abril, ya aparecían los primeros proyectos sólidos, por lo que no te puedo contestar. De hecho estoy personalmente inmerson en un proyecto de agentes inteligentes.
Sobre la viabilidad comercial: totalmente de acuerdo. Un ecosistema agéntico no reemplaza (ni debería reemplazar) la confianza humana. Más bien debería actuar como catalizador: acelerar tareas, escalar procesos, pero sin diluir lo esencial. El verdadero reto es diseñar agentes que no deshumanicen, sino que aumenten nuestras capacidades relacionales y estratégicas. Primero se debe pasar el filtro algorítmo, luego entra la decisión del humano.
En cuanto al diseño de prompts tengo que discrepar contigo. El paralelismo con la figura del prompt engineer es tentador, pero creo que se queda corto. Porque si algo he aprendido es que no hemos superado esta disciplina, la hemos interiorizado. El prompting sigue siendo hoy una habilidad crítica para lograr precisión, contexto y control en las respuestas de los modelos. Lo que ha cambiado no es su importancia, sino su visibilidad: ya no lo vendemos como novedad, lo incorporamos como estándar. Es decir, ya no hablamos tanto de prompts, pero vivimos de ellos. Cuando mencionas que se ha “diluido en flujos de trabajo más automatizados”, intuyo que te refieres más bien a integraciones tipo RPA, donde la lógica está en la conexión entre herramientas, no en la conversación.
En cuanto a la interoperabilidad entre agentes, entiendo la preocupación, pero creo que es cuestión de tiempo. Es cierto que aún no existe un estándar universal consolidado, pero estamos viendo movimientos claros en esa dirección. Protocolos como A2A, impulsado por Google, o MCP, plantean una base sólida para que los agentes inteligentes puedan coordinarse entre sí. ¿Están maduros? No. ¿Son prometedores? Mucho. La historia tecnológica nos enseña que la interoperabilidad siempre llega cuando hay masa crítica. No sé si será A2A, MCP u otro, pero estoy convencido de que este es un camino que ya no tiene vuelta atrás.
Coincido en la necesidad de una prudencia activa, pero con un matiz importante: no soy de los que reaccionan, sino de los que se adelantan. No para apostar a ciegas, sino para identificar —desde la práctica— dónde puede haber una ventaja competitiva real. La AGI puede que tarde cinco o diez años, o que nunca llegue como tal. Pero el marketing agéntico no depende de una AGI para empezar a aportar valor. Lo que sí exige es visión estratégica, iteración continua y la voluntad de ser early adopter cuando el terreno es fértil. ¿Cambiarán algunas formas? Seguramente. Pero la esencia es sólida: agentes autónomos, interoperables y con lógica de negocio ya están en fase experimental funcional. No podemos seguir esperando a que “todo esté listo” o a que el mercado lo pida con claridad. La transformación digital lleva más de 30 años en la agenda, y aún hoy, la madurez digital media de las empresas es dramáticamente baja. Las compañías que crecen a ritmos exponenciales no están usando herramientas ni métodos del siglo XX. Esa es la verdadera disrupción: cambiar el mindset antes que el mercado lo exija.
Así que sí, hagamos pilotos, midamos bien, pero avancemos. Porque el mayor riesgo no es moverse demasiado rápido… es quedarse demasiado quieto.